Filloas

En un bol batimos 3 huevos con sus claras.

Añadimos la harina y la tamizamos con un colador para que no nos queden grumos.

Removemos con una varilla.

Añadimos el azúcar, la leche y seguimos batiendo.

Finalmente añadimos el agua y removemos toda la masa bien.

Se nos tiene que quedar una masa de consistencia muy fina.

Calentamos una sartén que esté perfecta para que no se nos pegue y pinchamos el trozo de manteca de cerdo y untamos la sartén, debiendo estar bien caliente.

Con un cucharón ponemos una pequeña porción de la masa y movemos para que nos cubra toda la base de la sartén.

Es importante probar siempre con la primera filloa y si notamos que queda muy gorda añadimos más agua hasta dejar una masa más diluida, ya que tiene que quedar muy fina.

Cada vez que vayas a hacer una nueva filloa recuerda que debes untar de nuevo la sartén con la manteca o bien con la mantequilla.

Le damos la vuelta ayudándonos de las manos con precaución para no quemarnos. Tienen que quedar doraditas, nunca quemadas. Las vamos colocando una encima de otra hasta terminar la cocción de las mismas.

Si se quiere se puede dejar en la nevera la masa para hacerlas en otro momento. Si nos sobra masa podemos también congelarla.

Podemos decorarlas y servirlas con azúcar glass o con azúcar moreno, que nos dará una textura más crujiente.

Podemos rellenarlas de lo que nos apetezca. Frutas, mermeladas, chocolate, nata, combinaciones, etcétera. ¡Imaginación al poder!

Algunas sugerencias: Con nata, rodajas de plátano y mermelada de fresa.

Con rodajas de plátano y crema de cacao.

Se pueden servir enrolladitas...

...o en forma de triángulo.

La elección de la forma y los contenidos van a gusto de cada cual.