Preparamos los ingredientes.
Separamos las yemas de las claras de los huevos poniendo las claras en un bol...
... para batirlas con varillas eléctricas hasta que estén montadas a punto de nieve y las reservamos para el final.
Habremos puesto las yemas en otro bol...
... y le agregamos el azúcar...
... y las batimos con las varillas eléctricas mezclándolas bien.
Incorporamos a la mezcla el queso crema...
... y seguimos batiendo con las varillas eléctricas hasta tener la mezcla bien integrada.
Esparcimos por encima la harina tamizándola...
... para mezclarla con el resto con ayuda de una lengua.
Solo nos queda añadir las claras montadas y lo haremos añadiéndola en tres partes...
... y mezclándola con la lengua y con movimientos envolventes para que no se baje la mezcla.
Habremos forrado el molde que vayamos a utilizar con papel de horno, tanto en la base como en los laterales.
Si usas un molde desmoldable te aconsejo que forres también la parte exterior del molde con papel de aluminio.
Volcamos la mezcla de la tarta en el molde y la metemos en el horno precalentado, horneándola a 180ºC durante aproximadamente una hora.
Pasado el tiempo comprueba pinchando con un palito que salga limpio.
Para intentar evitar que se desufle suelo dejar la tarta en el molde metida dentro del horno con la puerta entreabierta durante unos 30 minutos.
Pasado el tiempo la sacamos del horno y la dejamos que termine de enfriar sobre una rejilla.
Cuando esté fría la ponemos a refrigerar en la nevera durante unas horas (en mi caso estuvo 6 horas).
Pasado el tiempo la desmoldamos poniéndola en el plato de presentación.
Tu tarta de queso cremosa está lista para comer.
Solo queda cortarla en porciones y servirla.
Si te apetece decórala con mermelada de fresas, frambuesas o frutos rojos.