Decidí cubrir la tarta de fresas con un glaseado espejo, un tipo de glaseado que se usa solo para cubrir productos congelados.
Empezamos añadiendo tres cucharadas de agua a la gelatina en polvo dejándola hidratar unos 5 minutos.
Ponemos en un cazo a fuego medio el resto del agua vertiéndole la leche condensada y el azúcar...
... sin dejar de remover hasta que esté caliente para volcar la gelatina hidratada.
Separamos del fuego y agregamos el chocolate blanco muy picadito mezclando hasta que funda por completo.
Una vez que tengamos todo integrado vamos añadiendo gotas de colorante alimentario rojo hasta que tenga el color deseado.
Pasamos el glaseado por un colador vertiéndolo en una jarra y dejamos atemperar hasta que tenga una temperatura de unos 30ºC.
El siguiente paso es cubrir la tarta de fresas congelada con el glaseado espejo y así sacamos la tarta del congelador,
la desmoldamos y la colocamos encima de una rejilla con un plato debajo...
... y vertemos por encima el glaseado...
... hasta que cubra por completo nuestra tarta de fresas.
Solo nos queda decorar nuestra tarta teniendo precaución ya que el glaseado es resbaladizo.
Usé una fresa laminada, unas perlas de plata caramelizadas y unos corazones de colores de azúcar para ello, sujetando dos de las láminas de fresa con unos palillos de diente.
Utilicé como base de la tarta una lámina redonda de bizcocho genovés (leer receta) transportando la tarta con una espátula ancha. Tu tarta de fresas con glaseado espejo está lista para comer.
Córtala en porciones y sírvela.