Nos interesa quitarles el amargor a las berenjenas y prepararlas para que no absorban demasiado aceite.
Para ello las lavamos bien,
les retiramos las puntas y las cortamos en rodajas finitas.
Echamos suficiente agua en un bol grande y le añadimos un par de cucharadas de sal gorda y el zumo de un limón, removiendo bien para disolver la sal.
Colocamos las rodajas de berenjena en el bol y las tendremos remojando durante al menos una hora.
Aprovechamos para preparar el rebozado y para ello ponemos en un recipiente alto la harina, la harina de maíz, la levadura, una pizca de sal, el jengibre, el azafrán o el colorante y, si le gusta a todo el mundo, una pizca de canela.
Removemos con una cucharita para mezclar los ingredientes secos.
Preparamos la cerveza bien fría...
... y la vertemos con cuidado sobre las harinas porque espumará mucho.
Picamos las hojas de perejil fresco...
... y las espolvoreamos sobre la mezcla.
Dejamos reposar la mezcla del rebozado durante al menos veinte minutos refrigerándolo en la nevera hasta su uso.
Cuando haya pasado el tiempo de remojo de las rodajas de berenjena,
escurrimos el agua y las secamos bien.
Cuando las vayamos a freír ponemos a calentar el aceite de girasol en un caldero o sartén grande.
Pasamos cada rodaja de berenjena por el rebozado y las ponemos a freír en el aceite caliente...
... dorándolas por los dos lados.
Una vez fritas las ponemos a escurrir en un plato sobre papel de cocina.
Utilicé las berenjenas para acompañar unas entrañas de ternera a la plancha.
Pon las berenjenas en el plato de presentación y rocíalas con miel normal o miel de caña acompañando la carne que hayas utilizado.
Las berenjenas rebozadas con miel están listas para comer.