Preparamos los ingredientes.
Pedimos al carnicero que nos abra bien las pechugas para hacer rollitos con ellas.
Lavamos y picamos bien el puerro, los ajos y la cebolleta y los ponemos a pochar con un poco de sal y aceite de oliva.
Cuando estén ligeramente pochados añadimos las espinacas también picadas y las dejamos sólo un par de minutos pochando para que no pierdan mucho volumen.
Añadimos las almendras troceadas, removemos todo muy bien durante un minuto y dejamos que atempere.
Cogemos las pechugas, una por una, y las salpimentamos...
... y le ponemos en el centro un par de cucharaditas del refrito colocando debajo de cada pechuga un trozo de papel film.
Vamos enrollando las pechugas de forma que quede el relleno dentro.
Hacemos un paquetito con el film transparente dejándolo bien apretado...
... y volvemos a poner otra hoja más de film transparente para cerciorarnos de que no se va a mojar.
En un caldero ponemos a hervir agua y cuando hierva añadimos los rollitos procurando que queden cubiertos con el agua.
Dejamos que hiervan de 18 a 20 minutos.
Una vez pasado el tiempo dejamos atemperar y retiramos el papel film.
En un caldero ponemos a calentar la nata y cuando esta empiece a hervir añadimos el queso azul (gorgonzola) troceado.
La batimos con ayuda de una Minipimer, dejamos cocer unos minutos y luego apartamos del fuego y reservamos.
En una sartén bien caliente con una gotita de aceite de oliva ponemos los rollitos de pollo.
Doramos por todas partes.
Los sacamos a una tabla y cortamos en medallones de unos 2 cm de grosor.
Ponemos en el fondo del plato la salsa de queso y encima unos medallones.
Acompaña el plato con unas papas fritas o con un poco de arroz. ¡Buen provecho, disfruta de tus pechugas de pollo rellenas con espinacas y salsa de queso!