Empezamos elaborando el puré de batata y para ello pelamos la batata, la troceamos y la ponemos a cocer en un cazo cubierta de agua, teniéndola al fuego durante unos diez minutos hasta que esté blanda.
La escurrimos en un colador...
... y la ponemos en un plato triturándola con un tenedor dejando que se atempere.
Vamos tamizando la harina y la levadura...
... y las ponemos en un bol grande con los otros ingredientes secos, es decir los copos de avena y el azúcar moreno...
... mezclándolos con una cuchara para luego incorporar los cien gramos de puré de batata atemperado.
Batimos ligeramente el huevo y la yema de huevo y los vertemos sobre los ingredientes secos junto con el aceite de oliva...
... removiendo hasta integrar.
Pesamos los dátiles y los arándanos...
... retirando el hueso a cada uno de los dátiles y troceándolo todo con un cuchillo para que queden en trozos pequeñitos...
... agregándolos a la masa anterior.
Troceamos a cuchillo también el chocolate negro y lo incorporamos a la masa mezclándolos bien para que se reparta por la masa.
Obtendrás una bola de masa bastante pegajosa pero no debes añadir más harina.
Sacamos porciones de la masa con una cuchara (las mías pesaban unos 23 gramos) y las boleamos con las manos humedecidas en agua poniendo las bolitas separadas en una bandeja de horno sobre papel de hornear aplanándolas un poco con los dedos.
Precalentamos el horno durante 10 minutos, metemos la bandeja en el horno y horneamos a 180 grados durante 12 – 14 minutos hasta que empiecen a dorar por los lados.
Entonces las sacamos del horno...
... y las dejamos enfriar sobre una rejilla...
... hasta que hayan enfriado por completo.
Son algo frágiles y se quedan pegadas al papel.
Sepáralas con una espátula o un cuchillo y ponlas en la bandeja de presentación.
Tus galletas de batata y avena están listas para comer.
Guárdalas en un recipiente hermético.