Empezamos la elaboración cociendo la calabaza y para ello la pelamos, la cortamos en cuadrados y la ponemos en un caldero con agua suficiente para cubrirla.
Estará cociendo unos 25 minutos desde que rompe a hervir, comprobando que esté blandita, para pasarla a un cuenco a que atempere y la trituramos con un tenedor sin retirar el exceso de líquido.
Usaremos 225 mililitros del agua de cocción de la calabaza, esperando que atempere, y una vez templada le añadimos la levadura fresca de panadería. La dejamos unos 10 minutos en reposo hasta que se active.
Entonces empezaremos a hacer la masa de los buñuelos poniendo la mitad de la harina en un bol grande y añadiéndole la levadura activada.
Removemos bien hasta tener ambos componentes integrados...
... para después añadirle la calabaza cocida triturada.
Continuamos removiendo hasta que la calabaza esté plenamente mezclada con el resto.
Seguimos añadiendo, poco a poco, la otra mitad de la harina, mezclándola bien con el resto de ingredientes.
Estaremos unos 5 minutos amasando para finalmente agregar el sobre doble de gasificante (uno lleva bicarbonato y otro lleva un acidulante)...
... y lo integramos también en la mezcla.
Quedará una masa un poco espesa y bastante pegajosa.
La cubrimos con film o un paño de cocina...
... y la dejamos levar en un lugar cálido durante unos 30 – 40 minutos hasta que triplique su volumen.
Entonces ya podemos hacer los buñuelos y freírlos.
Primero ponemos a calentar el aceite de girasol en un caldero.
Para hacer los buñuelos metemos la mano izquierda en la masa, cogemos porciones de la misma, cerramos el puño y utilizamos ‘la burbuja de masa’ que se forma por encima del puño.
Cogemos ‘la burbuja de masa’ con los dedos de la mano derecha humedecida, le introducimos el pulgar en el centro...
... y los vamos dejando caer al caldero con el aceite caliente.
Al principio tendrás alguna dificultad porque la masa es muy blanda pero conforme vayas haciendo los primeros verás que puede hacerse sin demasiados problemas.
Le damos vuelta a los buñuelos en el aceite caliente hasta que estén bien dorados por todos lados y luego los ponemos a escurrir en un plato sobre papel de cocina.
Todavía calientes los rebozamos por azúcar blanquillo, para dejarlos bien impregnados en el azúcar.
Tus buñuelos de calabaza valencianos están listos para comer.