Te aconsejo que comiences forrando un molde redondo grande (usé uno de 26 centímetros de diámetro) tanto en la base como en los laterales del molde.
Empezamos la elaboración del bizcocho batiendo los huevos en un bol con varillas eléctricas a alta velocidad durante 3 – 4 minutos hasta que estén espumosos.
Agregamos el azúcar...
... y seguimos batiendo durante otros 3 minutos hasta que el azúcar esté disuelto e integrado.
A continuación vertemos la nata y seguimos batiendo a mínima velocidad hasta integrar.
En otro bol tamizamos la harina de repostería, la levadura, la sal y la canela en polvo...
... y mezclamos dichos ingredientes con una cuchara para luego ir incorporándolos a la mezcla anterior, integrándolos con las varillas a velocidad mínima reservando la mezcla.
Pelamos las manzanas, las cortamos en cuartos, las descorazonamos y troceamos dos de ellas en trozos pequeños que vamos poniendo en un bol con agua fría y un chorrito de zumo de limón, para luego agregarlas a la masa que teníamos reservada repartiéndolas bien con ayuda de una lengua.
A las otras dos manzanas las cortamos en láminas de unos 2 – 3 milímetros de grosor.
Volcamos toda la mezcla del bizcocho en el molde forrado y vamos colocando las láminas de las dos manzanas por encima a nuestro gusto.
Metemos el molde en el horno precalentado a 170ºC y horneamos durante 70 – 80 minutos.
A partir de los 60 minutos de horneado si ves el bizcocho excesivamente coloreado te aconsejo que lo protejas tapándolo con papel de aluminio.
Pasado el tiempo pincha con un palito y si sale limpio está listo para sacarlo del horno.
Déjalo enfriar sobre una rejilla.
Disuelve unas cucharadas de mermelada con unas cucharadas de agua en un cazo al fuego durante unos minutos.
Viértela sobre el bizcocho aún caliente extendiéndola bien con ayuda de una brocha de silicona.
Cuando haya enfriado por completo puedes desmoldarla.
Tu bizcocho de nata y manzana está listo para comer.
Córtalo en porciones con un cuchillo de sierra y sírvelo.