Empezamos la elaboración preparando la masa de la focaccia.
Ponemos en un bol la levadura con el azúcar...
... y vertemos la leche templada y batimos bien con una cuchara.
Agregamos el aceite de oliva virgen extra...
... y la harina y amasamos.
Luego añadimos la mantequilla...
... y el agua para terminar añadiendo un poquito de sal sin dejar de amasar.
Cuando se forme una bola la puedes poner en la tabla para terminar de amasarla manualmente.
Ponemos la masa en un bol engrasado con un poco de aceite de oliva,
tapamos el bol y dejamos reposar durante 30’ hasta que duplique su volumen.
Pasado el tiempo sacamos la masa...
... y la extendemos sobre una bandeja de horno con un poco de aceite de oliva estirándola con los dedos que dejarán sus hoyuelos.
Dejamos reposar de nuevo la masa en el molde durante otros 10’ – 15’.
Dejamos la masa bien extendida presionando con los dedos en toda la masa.
Ahora precalentamos el horno a máxima potencia mientras decoramos la Focaccia.
En esta ocasión he utilizado tomates cherry en rodajas, orégano seco, escamas de sal Maldon y una emulsión de aceite de oliva y agua vertida con una cucharita por toda la superficie de la Focaccia.
Metemos el molde con la Focaccia en el horno, bajamos la temperatura a 190º y horneamos durante 25’ – 30’ hasta que la veamos doradita.
Entonces la sacamos del horno...
... y la dejamos enfriar sobre una rejilla.
Cuando haya enfriado ligeramente la cortamos en porciones utilizando unas tijeras.
Tu focaccia está lista para comer.
Se puede consumir tanto caliente como fría.