Empezamos la elaboración poniendo en un bol grande los huevos con las 9 cucharadas de azúcar batiendo con varillas eléctricas hasta duplicar su volumen.
Entonces vertemos el aceite de oliva, el anís, la ralladura de limón y la cucharadita de canela en polvo y seguimos batiendo con las varillas eléctricas hasta integrar.
Mezclar la harina de trigo con el sobre de levadura e ir añadiéndolo, poco a poco, a la mezcla anterior usando una lengua y con movimientos envolventes. Cuando espese lo suficiente tendremos que amasar manualmente.
La cantidad de harina que he indicado es aproximada y dependerá de la que te pida al amasar.
Empecé con 500 gramos de harina y fui añadiendo, cucharada a cucharada, hasta 575 gramos, momento en el que la masa ya no se pegaba a los dedos ni a las paredes del bol.
Formamos una bola con la masa y la dejamos reposando unos 30 minutos.
Cuando vayamos a hacer las rosquillas cogemos porciones de masa del tamaño de una nuez pequeña ...
... y con el dedo índice hacemos un agujero en el centro que vamos ampliando hasta que tenga forma de rosquilla.
Ponemos el aceite de girasol en un cazo o en un caldero al fuego con las tiras de piel de limón para aromatizarla y cuando esté caliente vamos poniendo las rosquillas.
Pasados unos minutos retiramos las pieles de limón y dejamos que las rosquillas vayan dorando por uno de los lados...
... para luego darles la vuelta.
El momento de sacarlas del cazo o el caldero es cuando hayan aumentado su volumen y estén doraditas.
Las saqué con dos cucharas soperas y ponemos las rosquillas a escurrir sobre papel de cocina.
Tus Rosquillas Portugalujas están listas para comer.
Guárdalas en un recipiente hermético.