En un recipiente ponemos los huevos, la leche, el aceite (si se va a usar el anís en grano, es preferible calentar el aceite con los granos de anís o, como decimos en canaria, matalauva, para que suelte el sabor, y dejamos enfriar el aceite para seguidamente añadírselo a la masa; si no se quiere encontrar los granitos de anís, colaremos previamente), el azúcar e iremos batiendo toda esta masa y añadiéndole harina poco a poco, hasta conseguir una masa compacta.
Ha de quedar una textura más gruesa de la que se aprecia en la foto.
Si se quiere, se puede usar una manga pastelera, y si no se tiene, se puede usar este truco: se puede meter la masa en una bolsa de plástico; cortamos la bolsa por la punta y vamos incorporando la forma del bollo en el aceite previamente caliente.
Si prefieres, puedes amasar las formas a mano, y si notas que la masa te cuesta para hacer el bollo, en un plato pequeño colocas un poco de aceite y de vez en cuando te mojas la palma de la mano y te ayudará a hacer la forma del bollo. Puedes utilizar cualquiera de las dos opciones.
Freímos los bollitos hasta que se queden dorados.
Seguidamente, pondremos una servilleta para que absorba el exceso de aceite y en caliente espolvoreamos con azúcar normal. Si prefieres, puedes usar azúcar glass. Están igual de buenos.
Para conservar estos bollitos fritos más tiempo, te aconsejo que una vez que estén fríos los conserves en una lata, ya que ahí te aguantarán mucho más tiempo.