Le decimos al carnicero que nos abra el trozo de lomo de cerdo por la mitad como si fuera un libro.
Lo salpimentamos por dentro y por fuera.
Troceamos el queso y lo colocamos en una cara del lomo.
Troceamos la conserva de membrillo y lo colocamos sobre el queso.
Picamos unas hojas de hierbabuena o de salvia fresca si dispones de ella, ya que dará un sabor especial al cerdo, y las colocamos encima del membrillo.
Cerramos el lomo y nos ayudamos de una cuerda de cocina para bridar la pieza y que no se nos salga el relleno.
En una sartén sin aceite doramos la pieza de lomo por ambos lados.
En una bandeja de horno colocamos la cabeza de ajo partida por la mitad, unas ramas de tomillo y un chorro de aceite de oliva...
... y colocamos la pieza de lomo encima añadiéndole un poco de aceite de oliva por encima ayudándote de la mano o de un pincel.
Habremos precalentado el horno a 220ºC y metemos la bandeja en el horno durante 20 minutos.
Luego reduciremos a 200ºC el resto del tiempo y lo mantendremos en el horno durante otros 20 – 30 minutos dependiendo del tipo de horno.
Sacamos la pieza de lomo y la dejamos reposar para quitarle los hilos y cortarla en rodajas.
Aprovechamos el jugo del asado y los ajos, sacándoles la piel para hacer una salsa colocándolos al fuego en un cazo.
Añadimos el vino dulce...
... y por último una nuez de mantequilla que dará brillo y sabor a tu salsa...
... la cual trituraremos y reservaremos para poner un poco sobre nuestro asado.
Acompáñala con unas papas sancochadas, fritas o un arroz, elección a tu gusto.